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Comunicación Allan Kardec

Nuestro Padre Dios, al cual nos dirigimos y le damos gracias, pues en su gran bondad  infinita, creó todo cuanto existe como su creación perfecta, porque en El habita la justicia, la sabiduría y el amor, aquello que así nuestro Padre entrega a sus hijos, Él ha creado a todos aquellos espíritus, todo cuanto existe, Él es aquella unidad indivisible y perfecta que se manifiesta de diferentes maneras, es la vertiente de la luz, es la esencia donde todos debemos llegar, porque así todos los espíritus somos parte de Él.
Nuestro Padre permite a sus hijos la evolución y por eso llegáis al paraíso terrenal, porque necesitáis experiencias humanas, para desarrollar la capacidad de discernir entre el bien y el mal, para elegir aquello que en verdad os sirve a vuestra evolución, y para rechazar todo aquello que os aleja de las leyes y del Padre.
Hoy los invito a que nos unamos en una sola voz, que sale invisiblemente de nuestra mente, de nuestro corazón, para darle gracias por todo lo que nos entrega, porque permites a los espíritus trasegar en este paraíso, porque les dais, la oportunidad de llevar a cabo una misión en la tierra, pero aquellas misiones deben trascender este terrestre, porque sois aquellos que están de paso en el paraíso, porque esta tierra no es vuestra casa, la casa reside en las alturas, la casa reside a la diestra del Padre Supremo, aquel lugar donde algún día inevitablemente todos los espíritus retornarán, aun aquellos que hoy se encuentran en las tinieblas, aun aquellos que hoy se encuentran en la miseria de la tierra, aquellos que se han olvidado de Dios, aquellos egoístas, soberbios y tiranos, que someten a sus hermanos, ellos también son hijos de nuestro Padre, ellos también algún día retornarán.
Cuando crucé la tierra, me entregó Dios una gran misión, también trasegué por el terrestre, tome aquella armadura pasajera, nací del vientre de aquella madre, crecí y camine por el mundo, tuve angustia, sentí la desolación, me encontré cara a cara con las miserias del mundo, pero mi espíritu supo saltar sobre las dificultades y pude entregar la misión que le había prometido a mi Padre, es aquella ciencia del espiritismo aquella en la cual profundicé, porque me inquietaba el mundo invisible, aquel que no se hace evidente a nuestros ojos físicos, pero que podéis sentir porque es lo más real que puede haber, universo de los espíritus,  al cual pertenecéis, aquel mundo que se manifiesta a través del movimientos en todas las cosas.
 El Padre me entregó la sabiduría y pude dejar aquella ciencia del Espiritismo, en aquella sociedad, que se burlaba del mundo invisible, aquel que entregaba connotaciones de brujería y hechicería aquello tan real, como la vida espiritista, y fue a través de aquella investigación a través de aquellos diálogos con las voces invisibles del más allá, como pude paso a paso construir aquella ciencia y explicar aquellos fenómenos de lo oculto, y así hoy mis hermanos, compran mis libros y así los estudian en aquellas librerías, mis artículos y mis escritos van de mano en mano, y aquellas gentes se inquietan, y buscan entre líneas aquella verdad, que su corazón ya presiente, porque aquella verdad se hace latente, porque la verdad algún día saldrá a la luz, sin aquellos espejismos ni mentiras ni falsedades que aquellos hombres que buscan engañar, le colocan para que mi ciencia sea tachada como aquella ciencia baja, como aquella que solo pertenece a la brujería a los incrédulos y supersticiosos, mi ciencia es real, porque es la ciencia de la vida,  del conocimiento, es la ciencia de aquello que mi Padre entrega a todos sus hijos, la comunicación con lo invisible, la comunicación con lo infinito.
Hoy, le agradezco a mi Padre esta oportunidad, y así los invito para que vosotros también comencéis a profundizar cada vez más en esta obra, que esta cimentada en la ciencia del espiritismo, porque el Maestro Ismael  Garzón Triana, cuando paso por el terrestre, estudio todas aquellas filosofías, y encontró todas aquellas escuelas Kardecianas, allí supo leer la verdad, un espíritu de semejante categoría como la de nuestro Maestro, vio la verdad en aquella filosofía, y así tomo aquellos elementos que hoy vosotros podéis ver, aquel que hoy estáis viendo con vuestros propios ojos como a través de aquellos canales hoy puedo llegar en voz invisible para hablar de estas investigaciones, para orientar a vuestros espíritus, y para invitarlos a que sean aquellos Ismaelitas fieles, a las leyes de mi Padre, fieles a la obra de justicia, amor y paz, entregados a la evolución de vuestros espíritus porque es lo único que trasciende, es lo único que podraís entregar a mi Padre, y con vosotros en este día 
Allan Kardec.