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El desapego
Esta Ley dice que para adquirir cualquier cosa en el universo físico es preciso renunciar al apego a esa misma cosa. Esto no quiere decir que no tengamos sueños y no adquiramos cosas que consideramos necesarias para nuestra existencia, lo que tenemos que hacer es tener las cosas necesarias sin apegarnos a ellas. Esta acción es muy poderosa, porque en el momento en que renunciemos al apego, combinando la intención apuntada con el desapego simultáneamente, tendremos todo lo que deseamos.
El apego se basa en el miedo y en la inseguridad, y la necesidad de seguridad se basa en la falta de conocimiento de nuestro Yo verdadero.
La búsqueda de la seguridad es una ilusión. La solución a esta necesidad humana se encuentra en la sabiduría de la inseguridad o de la incertidumbre.
La búsqueda de la seguridad y de la certidumbre no es más que un apego a lo conocido y lo conocido no es más que la cárcel del condicionamiento pasado.
La incertidumbre, por su parte, es el terreno fértil de la creatividad y la libertad puras, supone entrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido es el campo de todas las posibilidades, siempre frescas, siempre nuevas, siempre abiertas a la creación de nuevas manifestaciones. Sin incertidumbre y sin lo desconocido, la vida no sería más que la repetición trillada de recuerdos gastados. Nos volvemos víctimas del pasado, y nuestro verdugo de hoy es el yo que nos queda en el ayer.
El perdón disuelve las ataduras para siempre. Nos estamos acercando al fin de una era y generación mientras esperamos que la nueva y más elevada energía sea la que prevalezca en el planeta. Esto significa que ahora estamos recogiendo todas las cuerdas que hemos formado a lo largo de nuestras vidas, formando las ataduras, que nos atan al terrestre.
Nuestros espíritus desean ahora que nos enfrentemos y nos liberemos de todos los temas y lecciones pendientes para que nos encontremos libres para seguir avanzando. Cuando perdonas a alguien y olvidas totalmente lo que ocurrió en el pasado, liberas a esa persona y también a ti mismo.
La vergüenza y la culpabilidad te atan a ciertos recuerdos y te retienen. Cuando estás dispuesto a perdonarte a ti mismo por tus acciones pasadas, disuelves estos lazos restrictivos y el recuerdo se libera de su carga.
Otra forma más potente de soltar el apego es mediante la intención y la visualización.
El desapego es un requisito previo para la iluminación.
Sí deseas ser libre, desapégate de todos y de todo.