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La Reencarnación

Consecuencia de la Ley de la Evolución. Sin la evolución los espíritus serían estáticos. No existirían diferencias, todos serían iguales; seguiríamos en estado primitivo, en las cavernas. Siempre seríamos espíritus nuevos y sin experiencias, sin lazos de unión, completamente independientes, sin conexión. Sin embargo, observamos que los seres de hoy, están mejor dotados que los de ayer, son más inteligentes, tienen intuición de ciertas cosas sin haberlas aprendido. Esto nos hace sospechar que los seres de hoy, ya han vivido un tiempo pasado y que a eso se debe su progreso, porque cada nueva existencia le aporta lo adquirido en existencias anteriores; también, que los seres civilizados no fueron creados perfectos, sino que han ido evolucionando en el tiempo.

 

Hay quienes sostienen que las diferentes existencias, se llevan a cabo, cada una, en mundos distintos. Esto implicaría que todos los habitantes de un plano dado, llegaran a ese plano, en el mismo nivel de evolución y que todos llegaran ha alcanzar el mismo nivel en ese plano dado, para poder salir de nuevo juntos, y rotarse así los planos, y siempre en grupos homogéneos de evolución y progreso.

Como vemos, en nuestro plano, no es así, aquí existen grados evolutivos diferentes. Además, la Ley de Causa y Efecto no se cumpliría en este plano y se tendría que ir a otro plano a pagar deudas contraídas aquí -es como si tuviéramos que cambiar de colegio para cada asignatura-, lo que se convertiría en un obstáculo para la evolución; pues en un mundo homogéneo no se tendría la oportunidad de observar los diferentes grados hasta los superiores, y no se tendría la posibilidad de pagar las deudas a las mismas personas a las que se ofendió, pues podrían en la otra existencia, estar en otros planos.

Sabemos que se pasa a planos más avanzados, cuando en el que se está ya no se puede avanzar más. Cuando se entrega la materia al reservorio planetario de átomos, y no se ha alcanzado el progreso suficiente, para pasar a otro plano, el espíritu llega a un intervalo de existencias, haciendo parte de la población espiritual en otra dimensión, la cuarta, en la que no se tiene materia tridimensional y se está a la espera de una nueva oportunidad. Así se entra en ese proceso evolutivo por medio de nacimientos y muertes, el paso sucesivo de espíritus encarnados a espíritus desencarnados, hasta salir de ese estado de erraticidad en que se encuentran los espíritus encarnados y llegar a aquel otro estado donde ya no se requiere de materia corporal, en un plano más avanzado.

A veces estas partidas se hacen en masa, grupos más o menos grandes, ocasionadas por guerras, epidemias y grandes catástrofes, que determinan la desencarnación de multitudes de seres, al mismo tiempo. A esta situación se puede llegar cuando la población entra en estados donde no hay progreso, se estanca, se cae en el conformismo. Lo que desata un movimiento que en la mayoría de los casos es brusco y violento, produciendo cambios que requieren urgentes medidas para superar la crisis causada. Es notable que casi siempre estos movimientos vayan seguidos de una era de progreso; pues se requiere de urgentes medidas para salir de este estado. Entonces surgen nuevas propuestas, donde el conocimiento se renueva, se estimulan prontas soluciones, seguidas de avances en el orden físico, intelectual, espiritual y social de la población; lográndose encaminar hacia metas más elevadas.


Esto no solamente sucede a nivel de un plano, también sucede entre planos, pues los espíritus no pierden nunca lo que han adquirido en cruzadas anteriores, su inteligencia, su conocimiento y el grado de evolución que han alcanzado.