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Las Fases de la Purificación

 

“Si los espiritus perdiesen la trascendencia, probablemente desaparecerían”
           Triguerinho”señales de contacto” editorial KIER S.A. 1993 Buenos Aires-Argentina

La purificación espiritual interior, pasa por varias fases. Al principio, ella se efectúa en nivel humano, a través de diversas vidas. Sólo a partir del momento en que el hombre cambia el propio estado pensante, sale de la primera etapa, durante la que está involucrado con la materia de esta Tierra y con su propia parte humana y psicológica. Mientras permanece polarizada en la mente común, vive una mera lucha y alterna diferentes estados de desarmonía; pero, cuando cambia la forma de pensar, descentralizándose del propio ego y pasando a percibir necesidades reales y mayores, de grupos o de la humanidad, entonces él entra, finalmente, en otra vibración energética. Es en éste punto que él se torna útil al plan evolutivo y no antes, cuando aún está enredado en sus propias cuestiones personales y materiales.

En esa primera etapa, la purificación incluye el sufrimiento. Tanto es así que la idea común respecto a ella está vinculada con privación, dolor, miseria, castigo y tortura. No obstante, superada esa primera fase, se llega a comprender la purificación de otra manera. Para quienes cambiaron el propio nivel pensante, purificación quiere decir liberación de vínculos de todo tipo con la Tierra y con las vibraciones materiales densas.

La segunda etapa de purificación espiritual produce el conocimiento de las leyes cósmicas, lo cual ocurre como consecuencia de esa etapa anterior. En esta fase el Ser Interior que fue liberado y se encuentra ahora en un mundo Suprafisico está haciendo un aprendizaje incomprensible para los que viven la vida terrestre.

La tercera etapa de la purificación comienza cuando el hombre se libera de las ideas de la muerte, “Yo supe que me había liberado de esa idea cuando vi que el Ser Interior, que vivificó este traje durante varios años de vida, había partido sin dar siquiera una señal de lo que estaba haciendo”. Ahora este traje estará ocupado por el Ser que esta aquí, un único Ser Cósmico que soy yo; y mientras dure la tarea de ese Ser sobre la Tierra, este cuerpo servirá, dentro de la Ley del Servicio.

La cuarta etapa está ligada a la liberación del nacimiento físico, de manera en que él existe dentro de las leyes materiales de superficie de la Tierra, en la vida común. La experiencia de esa especie de nacimiento es dolorosa para el Ser Interior, y es una condición que ha de ser trascendida por el hombre en general. La mutación que ocurrió es idéntica a la muerte y al nacimiento, pero sin dolor; con amor.

El Ser interior que dejó este cuerpo y se encuentra en un nivel Suprafisico en un planeta que, según las leyes espaciales comunes, es considerado distante, está en este momento aprendiendo a liberarse para siempre de la ley del nacimiento físico. Mi Ser Interior me deja percibir todo eso porque desde que éste traje era un cuerpo de niño, el sabía que toda esa experiencia de nacer, de morir, está por terminar; sólo que, su cerebro limitado, lo interpretaba de otra forma, influido, como estaba, por mitos, por las supersticiones, por la imaginación humana. Ahora este traje sabe que podrá tener diferentes destinos: ser cedido nuevamente a otro Ser Interior que pueda y necesite ocuparlo. “El Ser, al alinear los niveles superiores de la conciencia, va encendiendo su propia lámpara y debe llevar esa luz a los demás seres”

Estas cuatro etapas que dejan ver, la manera de alcanzar, a través de la etapa evolutiva de la vida, la liberación del pensamiento en su parte humana y psicológica, en sus vínculos y apegos e ideas de dolor, miseria, castigo y sufrimiento, para que el Ser Cósmico que soy Yo, que se encuentra en este traje mientras dure su tarea sobre la Tierra y dentro de la Ley del Servicio, logre que el Ser Interior pueda llegar a un nivel suprafisico al dejar este cuerpo, para iniciar el aprendizaje sobre la liberación para siempre de la ley de nacimiento físico.

Ahora consideraremos algunas características que marcan a un ser ya evolucionado.

El servicio desinteresado, es la primera de ellas, y se realiza cuando la conciencia ya no está centrada en el EGO HUMANO, en su seudo necesidades y expectativas. Ahora, se trabaja yendo al encuentro de las reales necesidades de los otros. Sin embargo, esto se lleva a cabo sin sentir que se está perdiendo algo en beneficio de terceros. Ningún pensamiento o sentimiento sirve, si conlleva algún perjuicio. En esta entrega suya no hay esfuerzo alguno.

La segunda característica del servidor del mundo es la capacidad de trabajar en grupo, sin embargo, ¿qué significa trabajar en grupo en el punto evolutivo ya alcanzado por él? Olvidado de sí mismo, ante la tarea a favor de la humanidad, se retira al centro de la propia consciencia; así, queda internamente unido con todos sus semejantes formando en realidad “un grupo”. De esa conciencia integrada por la humanidad, como un todo, fluye una energía especial, capaz de mover montañas.


La tercera característica es la pureza, que implica estar más alineado con los propios niveles superiores de la conciencia.

El trabajo de un servidor no siempre parece “grande” a los ojos de los demás. Generalmente, el trabajo tiene el mismo carácter de la sencillez que el trabajo de “limpiar la casa”, considerada por todos como de escasa importancia. Cualquiera sea la forma que ese trabajo asuma (lidiar con el polvo, promover la higiene de un lugar), ese servicio no tiene como propósito el beneficio propio de quien lo ejecuta, sino el beneficio general, sea cual fuese su naturaleza, el grado de evolución del servidor, lo que cuenta es la vida y el amor empleados en la tarea. Importa ejecutarlos y, en seguida, retirase de la escena, pues los resultados no pertenecen a quien sirve.

Iniciado ya en esas leyes básicas que rigen el cosmos, el ser consiguió limpiar la suciedad milenaria de la propiedad sin hacer grandes esfuerzos. Efectivamente, debió romper algunas barreras, tales como superar las murallas del escepticismo, del apego y de la incomprensión, ejecutar su tarea serenamente, obedeciendo tan sólo a su propia Luz Interior.

Eliminando obstáculos, permitimos que se construya algo, posibilitando el surgimiento de la obra creadora. A partir de esta experiencia, el es apto para servicio aun mayores a los ojos de Dios.


El Ser, tras encender en sí la propia Lámpara, a través del servicio altruista y de la alineación de los niveles superiores de la consciencia, deberá llevar esa luz hasta los demás Seres.