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Los Maestros de la Sabiduría Universal

Ismael Garzón Triana, el inspirado de las montañas del Tolima, es el mensajero de Dios, quien entregó nuevamente las Leyes Divinas al terrestre y supera la ruta de los grandes iniciados del pasado, que por años se prepararon y fueron los padres del pensamiento del mundo antiguo, los que han visto el Espiritu brillar en las cimas de las montañas o revelarse en los santuarios de la iniciación sagrada: Orfeo, Hermes, Krisna, Pitágoras, Zoroastro, Platón, -el Sakia Muni, llamado Buda-, Moisés, los grandes profetas hebreos (Isaías, Ezequiel, Daniel, Abrahán, Isaac, Jacob), el Rey Salomón, Juan el Bautista, Jesús del Galilea y toda su comunidad Apostólica, Juan Evangelista, los Druidas, los Magos zoroástricos, los Esenios, los Caballeros del santo Grial, que eran verdaderos defensores de la devoción a María Magdalena, como portadora de la simiente y del mensaje sagrado del Maestro de Galilea, con los cuales se inicio la cadena de los perseguidos por la inquisición y el Vaticano, como los Cataros, los Templarios y los Rosacruces (los originales, no los mercaderes), los alquimistas como Paracelso y otros hombres de genio similar, los espiritualistas modernos como Alan Kardec- codificador del espiritismo-. La época moderna nos presenta hombres de genio, como León Denis, escritor grande del espiritualismo; suya es esta bella frase: “Mi paso por aquí no habrá sido estéril si he contribuido a apaciguar un dolor, a iluminar una inteligencia en demanda de la verdad, a reconfortar a una sola alma vacilante y entristecida”.

Dos hombres de genio brillaron con luz propia y alumbraron el acontecer de la humanidad en el siglo pasado: Mahatma Gandhi, el Alma grande de la India, y Jorge Eliécer Gaitán, el caudillo sacrificado en Colombia, que no era un hombre, sino un pueblo.

Si, corporalmente, un estudiante, para llegar a sus títulos debe estudiar largos años, en lo espiritual estos hombres de genio, grandes iniciados de la espiritualidad y de la sabiduría universal, han requerido años de preparación para el desarrollo de sus facultades de videncia, clarividencia, auditivo, mecánica, intuición, trasmisión de pensamiento, parlancia, curación con la energía de sus manos etc. Son seres humanos que sufren la naturaleza terrestre, sus pasiones, sus debilidades, las miserias de la carne, las enfermedades, los deseos materiales, aun siendo los elegidos para servir a Dios y a la humanidad. “Muchos los llamados, pocos los escogidos” repetía el Maestro de Galilea.

Ciertamente, estos grandes hombres, tras recoger una inmensa acumulación de riqueza del pensamiento a través de innumerables caminos, fecundados por el influjo y por la inspiración de la Altura, por la comunión constante con las esferas superiores del Universo, representan el modelo vivo de la Sabiduría Universal alcanzada mediante toda una consagración de pensamiento y obra en los planos de lo invisible, allí, donde se logra aquella verdadera ascensión del alma humana hacia Dios.