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Cuando la Luz vuelve a Nosotros
Dios, te busco y no tengo pistas para hallarte. En medio de mi confusión, soledad y desespero, he olvidado dónde te encuentro, sufro y desfallezco poco a poco.
No sé como explicar el vacío tan grande que tu ausencia me causa, no quiero expresar el padecimiento que mi conciencia siente, sólo la risa burlona y despiadada de mi ego ocupa todos los espacios, me nubla y borra el camino dónde quizás estés.
Sé que tú me miras y sabes de mí, sé que me esperas y que eres el único que puede ayudarme. ¿Qué espero para estar junto a ti? ¿Por qué mi egoísmo me vence?, Dios, me atrevo a decirte Padre, aunque sé que como hijo te he ofendido.
Quiero que me acojas en tus brazos, el sólo sentirme parte tuya me da la fuerza para cambiar, para reconocer que hay mucho porque luchar, que nací de ti y que no puedo desprenderme de ti, que la calma y la tranquilidad sólo tú la tienes.
Padre, estoy ante ti y no deseo volver a extraviarme del camino que me has señalado; ya que tus leyes encontré y mi mente esclarecí, cumpliré con amor la misión que te he prometido.