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La Luz sobre el Pantano

 

En el principio de los tiempos éramos Miuras y sólo dependíamos de la luz de Dios. Más tarde el Padre quiso la evolución de los espíritus, entonces fuimos enviados a la Tierra a tener experiencias humanas, pero este Plano nos deslumbró con sus encantos, nos sedujo con sus riquezas materiales, nos atrapó con sus tentáculos y nos convirtió en hijos ingratos.

 

Tal vez pensamos que sería fácil, que tendríamos la suficiente capacidad para discernir entre el Bien y el Mal, que la prueba sería corta y los resultados extraordinarios para nuestra evolución; tal vez por eso caminamos confiados hacia el pantano sin preveer que el lodo nos atraparía, sin saber que salir de allí no sería fácil, que nos costaría grandes esfuerzos, luchas intensas y angustias; sin saber que una existencia no bastaría, que necesitaríamos diez, cien, tal vez miles de vidas o cruzadas para poder hacerlo. Así, salir del pantano se convirtió entonces en el objetivo primordial de nuestro espíritu, que carcelero en una materia pasajera experimento avances que casi lo llevaron a la orilla, pero así mismo retrocesos que lo hundieron más en el fango. Y aquí estamos una vez más ante un nuevo intento de nuestro espíritu. Y la pregunta golpea en nuestra cabeza: ¿La orilla estará lejos o cerca?

 

El ser humano vive en un mundo de realidades parciales. Su pensamiento es influenciado por sus creencias y su comportamiento responde a lo que marca su cultura y sus tradiciones. Pero, no por que algo no se comprenda, significa que no existe. No existirá para ti, pero existe para el Universo. Igualmente pasa con la Ley de Dios, ésta opera por sobre todas las cosas, así la ignoremos o no la comprendamos.


Cuando nacemos, un velo es colocado sobre nuestra mentalidad y no recordamos qué ha sido de nosotros antes, qué secta hemos llevado y cuántas veces hemos cruzado el terrestre. Nuestro ayer se pierde en el olvido y entonces las preguntas comienzan a nacer engendradas por la desesperación de no entender el porqué del sufrimiento, las desigualdades y el dolor.

 

Si sólo comprendieras que no es la primera vez que trasegas en la Tierra, entonces sería más fácil entender los triunfos y derrotas que hoy te acompañan. Pues con la vara que mides serás medido y tu cosecha siempre responderá a lo que hayas sembrado. Entonces, si en el ayer cultivaste odios, intrigas y egoísmos: hoy, bajo una borrasca colosal irás al campo de la vida y en una enorme canasta recogerás del suelo las espinas, los frutos secos y el dolor de una existencia miserable marcada por el llanto. Pero, si por el contrario, en el ayer cultivaste respeto, bondad y ternura: hoy te levantarás y verás un amanecer sonriente, la Tierra te entregará sus mejores frutos y el éxito y la prosperidad tocarán a tu puerta, por cuanto así lo habéis ganado.

 

Hoy la Tierra se estremece. La humanidad está siendo llamada a resarcir sus errores. El final de una Era y una Generación cada vez se sienten más cerca, y las verdades ocultas comienzan a resurgir de diferentes puntos del Plano Terrenal. Ello por medio de hombres y mujeres que han comenzado a despertar del sueño de la ignorancia, y con fe y confianza avanzan por el sendero de la verdad, y con la misma intensidad buscan despertar a otros. Quien duerme en la profundidad de su inconsciencia no escuchará el llamado. Aquellos semidormidos tal vez lo hagan. Y el grado de conciencia marcada por la evolución de los espíritus, finalmente mostrará el camino a quienes están siendo preparados para traspasar el umbral hacia una Octava Generación. Es decir, aquellos que hoy sienten más cerca que nunca la orilla del pantano que los ha mantenido atrapados por tanto tiempo, ciertamente, a través de infinidad de Vidas o Cruzadas.