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LA MUERTE SIN MIEDO.

Dentro de las Leyes de Dios, para el hombre en la tierra, está la ley del nacimiento y de la muerte, La palabra “muerte”, además de generar temor es inadecuada, para expresar lo que realmente acontece durante el proceso de transición, que vive el espíritu al pasar de la tercera dimensión en el plano terrenal, con conciencia física, emocional y mental, hacia dimensiones más sutiles.
Para la mayoría de las personas está ligada, a algo que termina, que se acaba y no se vuelve a repetir, cuando, en realidad conforme a las Leyes naturales y espirituales de la vida, todo se transforma y nada es definitivo.
 
El espíritu es inmortal, continua su existencia, cualesquiera que haya sido las condiciones, en que haya vivido en el terrestre, sigue existiendo, en el lugar que se haya ganado, según el balance que presente ante el Padre.
Lo que aun llamamos “muerte” es un proceso que sucede en varias fases, y que se manifiesta en el curso de toda la vida de un individuo.  Este muere a cada momento a medida que deja ciertas etapas para entrar en otras. Ese renacer continuo puede ocurrir, en muchas etapas de la vida, al pasar de la niñez a la pubertad y seguir etapas hasta que llegar a la vejez, también en los estados de ánimo y maneras de comprender cada de las situaciones que se le presentan en su vida.
Un cuerpo físico no es más el mismo de siete años atrás, puesto que sus células se renovaron durante ese periodo. Lo mismo ocurre con las células que componen los cuerpos emocional y mental del ser humano.
 
Cuando el espíritu se retira del cuerpo, o sea, deja su cuerpo físico, etérico, emocional y mental pensante pasa por un proceso que puede ser un punto de partida para otras experiencias.
En primer lugar, devuelve a la tierra, el cuerpo físico que ocupó durante el período que estuvo viendo sobre la tierra.
 
Luego trata de desprenderse, lo más posible de la triple materia humana que le queda, formada por los cuerpos etérico, emocional y mental pensante.
 
En una tercera fase del “morir”, el espíritu ya está liberado de la influencia directa de características psíquicas de la tierra y ya puede volver al sitio de donde partió, cuando vino a encarnar.
Es necesario que la actitud humana ante ese proceso pase por un cambio. Así nuestra relación con la “muerte” y la “vida” puede ser más comprensión y con más naturalidad, veremos partir nuestros seres queridos porque entendemos que es un proceso normal y ocurrirán en un nivel de comprensión mucho más amplio y real.
 
Como todos vamos a pasar un día por esa experiencia, es muy importante entender las leyes de la vida, las Leyes de Dios nuevamente en la tierra.